sábado, 28 de marzo de 2020

El Cochino Herido



Hoy amanecí pensando en recuerdos divertidos, tengo una cuñada que es de esas personas que le suceden cosas que parecen cuentos de mentiras, pues bien entre esos anécdotas inverosímiles de ella esta el que un mediodía se salió del carro despavorida y gritaba y gritaba, que había visto una culebra, trafico parado, corneteo y ella que no se montaba de nuevo, decía que debajo del asiento del copiloto ella había visto una culebra, nadie le creía, el tráfico paralizado, unos preguntaban; Qué pasa?, -"Una señora enloqueció que ve culebras en el carro " efectivamente un joven valeroso después de 30 minutos de tranca y de nadie mover un carro, decidió revisar y o sorpresa el reptil allí estaba, entre todos opinaban de como sacar al espécimen hasta que alguien acertadamente logro sacar al intruso y poder restablecer el transito en la zona.

Otro de sus cuentos tiene que ver como a mediados de los 70, ella vivía en la Avda. Venezuela del Rosal, una avenida muy concurrida, llena de árboles, no lo que es hoy sino eran casas muy lindas de lado y lado. Vivían con su abuela materna la que les había puestos sus reglas, una condición importante era que debían regresar todos los días antes de las 7 de la noche porque a partir de esa hora la calle se llenaba de caminadoras o mujeres del mal vivir y ella no quería que un día cualquier cliente de las chicas las fuera a confundir.

Mientras mi cuñada se aprestaba a llegar por la autopista faltando poco para las 7, bajo una tranca de tráfico de esas que llamamos infernales, en un momento acelera y el camión de enfrente dio un frenazo muy fuerte y se le abrió la puerta trasera y le cae un cochino encima de su carro, el animal herido por la insignia del carro corría por el asfalto y todos, detrás del animal, mientras el conductor trataba de recoger al resto de los cochinos que también corrían despavoridos.

Pues paso una hora antes que llegara a su casa, la abuela al verla llegar tan tarde, le dió su gran regaño, ella trato de explicarle y para nada le creyó el cuento.

El carro quedo abollado y la abuela, murió sin creer el cuento del cochino herido.


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